Los Salesianos hemos heredado de Don Bosco un estílo educativo que conservamos como un tesoro: el Sistema Preventivo.
Estamos convencido de que una cosa es ser Profesor y otra, ser un Educador. El profesor enseña Ciencia, en cambio el educador forma Personas.
Adheridos a la institución pedagógica de nuestro fundador, que llegó a decir: la Educación es un asunto del Corazón. Pero el corazón se abre por dentro, el joven elige a su educador.
El salesiano cree en los jóvenes, les propone metas exigentes en su preparación académica, en su formación moral y en su crecimiento espiritual.
La preventividad salesiana no consiste en una pretensión imposible de aislarlos de la contaminación del mal. Es mas bien el arte de ayudarlos a vivir en positivo. Que nuestros ambientes educativos sean tan estimulantes que el joven pueda desarrollar todas sus potencialidades.
Los salesianos consideramos que nuestras presencias educativas son un aporte positivo de primer orden en la construcción de una sociedad más humana y nos consideramos misioneros de los jóvenes, en cuanto asumimos nuestra tarea como una vocación, no como un empleo.
Nos esforzamos porque todas aquellas personas que se adhieren a nuestro trabajo con los jóvenes asuman esta visión pedagógica basada en la razón, la religión y el cariño.
Al educador se le pide seriedad en su trabajo y vigilancia mental, él debe tomar en cuenta todas las corrientes que influyen en los jóvenes ayudándolos a evaluar y a escoger. No basta con saber, hay que comunicar. No basta con comunicar, hay que establecer contacto. Quien comunica una noción pero no establece contacto, enseña pero no educa. Hay que amar lo que comunicamos y la persona a quien lo comunicamos.
Hay que estar en forma para enfrentar la problemática educativa, como desafío a la capacidad profesional y no como disculpa que nos bloquee, renunciando a las tareas educativas, ya que la calidad de la vida cotidiana debe ser la plataforma privilegiada de la formación.
Para quien hace de educador por vocación, la acción educativa es el lugar privilegiado del encuentro con Dios. Estar con los jóvenes es el espacio espiritual y el centro pastoral de la vida del educador según el corazón de don Bosco.
El servicio que ofrece la educación salesiana es completo e integral, porque toma en cuenta todas y cada una de las dimensiones de la persona, buscando el bien total del jóven aquí y para la eternidad, al honrado ciudadano y al buen cristiano.
Este servicio educativo vale para todos, está pensado para la masa y para el individuo particular, para cualquier ambiente o situación educativa, puesto que los principios y las técnicas que lo rigen pueden ser practicados por educadores comunes que posean una profunda personalidad cristiana y sean dotados de grande caridad pastoral hacia los alumnos.
El hecho educativo es una relación entre personas y esto es posible tanto en ambientes educativos institucionales como en el tiempo libre de los jóvenes. Alma y cuerpo, individuo y sociedad, cultura y salud física, todo esto es tomado en cuenta en esta concepción educativa, adecuada a todo ambiente, a todo contexto geográfico, social, religioso, a cualquier tipo de sujetos y especialmente a todos los educadores que tiendan sinceramente al bien de los jóvenes.
Editado por: Lic. Juan Miguel Correa Sandino.
Docente Secundaria Nocturna.